21 de noviembre de 2014

Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com.

El próximo dia 17 de Diciembre a las 20 horas en la Fundación Rafael Alberti de El Puerto de Santa Maria presentaré "Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com" Estáis todos invitados en invitadas a la presentación. A manera de presentación os cuelgo el prólogo coral en el que participan algunas de las personas que me han acompañado en este viaje. En futuras entradas os iré desvelando el contenido del libro para quienes no podáis reprimir la curiosidad de leerlo antes de que caiga en vuestras manos.


A manera de introducción y prólogo. 


 A manera de introducción y prólogo.

Hace  siete años que publiqué “Cardito de Puchero. Historias de  la Educación de Adultos” y al volver la vista atrás encuentro que la singladura del libro  y la mía como autor ha sido larga y fructífera. Tres ediciones, más de 2.000 ejemplares vendidos casi uno a uno, ajenos totalmente a los circuitos de distribución editorial. Hasta la primavera pasada fueron  casi medio centenar de actos de presentación en lugares tan lejanos como Gijón, Barcelona,  Valladolid o tan cercanos como Sanlúcar, Chiclana, Cádiz, Arcos, Almería,  Sevilla, Córdoba… con la complicidad siempre de los Centros de Educación de Personas Adultas de cada localidad, de los compañeros y compañeros que adoptaron mi “Cardito” con el cariño que daba la cercanía de la experiencia y la lucha común.
En cada acto, encontré un público entregado, compuesto por esas mismas mujeres y hombres de las que hablaban los capítulos de mi primera entrega: decenas de “Mercedes” tenaces y cascarrabias, de “Rosas” fascinadas por la experiencia de la educación y la cultura, de “Pacas” curiosas y cómicas. Tanta identidad hubo que en muchas ocasiones cuando adornaba mis exposiciones con fotos de mis alumnas, las mujeres que asistían al acto ya fueran de Barbate, Rota o Málaga no dudaban en buscarse entre las de la pantalla. Y al levantar la vista de la lectura de alguna anécdota, yo mismo podía observar como las personas se identificaban con el campanilleo impaciente de los lápices, con las lágrimas y las risas de frustración o de éxito  y encontrarme  con el cabeceo afirmativo de mis compañeras  y compañeros de trabajo repartidos por toda Andalucía cuando describía  en mis relatos la precariedad con la que empezábamos o la pelea continua por hacer de aquel esfuerzo primigenio y heroico una realidad educativa consolidada. 
Y luego el acto bendito de firmar con cariño un libro a cada persona que se acercaba deseosa de contar algo parecido a lo que yo le había narrado o algún episodio nuevo que podía haber formado una “adenda” de ese libro y, lo mejor de todo, recibir dos besos casi por cada libro entregado.

Mientras tanto, por teléfono y por mail, me iban llegando pedidos pequeños de uno o dos ejemplares desde los sitios más escondidos, que yo llevaba con ilusión al correo sin que nadie me dejara  sin pagar un solo ejemplar de estos que la confianza  - “…envíame  una transferencia cuando lo recibas…” - enviaba a Moncada, a Peal dela Jara, a Montilla , a El Bollo, a Canovelles, con el ruego encarecido que me comentaran su parecer tras leerlo.  Y, muy de vez en cuando, recibir un correo amable  de una alumna de Huelva o de Lebrija agradeciéndome haber escrito ese libro.

Por eso he querido empezar  agradeciendo tanto cariño como ha habido  alrededor de ese primer “Cardito” que ahora recuerdo. Agradecer al colectivo de Indocentes de Cádiz sus apoyos en aquellos primeros días que vieron nacer al colectivo y a mi libro a la vez;  a Paco Crespo y al grupo de teatro de mi centro por la adaptación que hicieron de mi obra en cuyas representaciones me apoye en  Sevilla, Jimena, Barbate y algún lugar más; a  Rosario Gómez Grilo por venirse conmigo a la  2 , la televisión pública a hablar de Educación de Adultos y presentar mi libro y su monólogo magistral;  a Paco Velázquez por la representación de que mi texto “La O y la A” hicieron los pequeños de la escuela infantil de Paterna y la adaptación del mismo texto que hizo Gema Alonso, en asturiano puro,  en el CEPA  de Gijón.


Y cuando ya empezaban a menudear los encargos, algo en mi interior me decía que era hora de volver a hacer memoria, de volver a poner al fuego la olla y cocer una segunda parte de esta historia colectiva en forma de relato.

Y se me ocurrió que, como hilo a seguir, que en 1996, cuando finalizan los relatos de mi primer “Cardito” empezábamos otra nueva alfabetización en nuestros centros, esa en la que cambiábamos como dice el subtítulo de esta segunda entrega “el punto y la coma por el punto.com”.  La generalización de la informática en los hogares  y en la sociedad andaluza que se produce a lo largo de los noventa,  se cuela de rondón en nuestros centros y muchas personas se empiezan a acercar a nuestras aulas con la misma necesidad acuciante de entender el nuevo lenguaje del mundo virtual que tenían aquellas personas que en los ochenta aún no sabían leer ni escribir.  Los cajeros automáticos, los teléfonos, la cita del médico, la búsqueda de trabajo, la gestióntributaria, las comunicaciones familiares, todo empezaba a estar cada vez más automatizado.  Las personas que no dominaban ese lenguaje sentían de nuevo en muchas ocasiones pues ya habían sido demandantes de alfabetización instrumental, el peso de la exclusión social. Aquellas  personas analfabetas instrumentales o funcionales de  la década de los 80  se encarnaban ahora en novísimas  e ingentes legiones de personas analfabetas virtuales y los centros debimos afrontar este nuevo reto.

Así,  tras de diez años de aprender y enseñar  Informática en nuestros centros, es mucho el caudal de aventuras, descubrimientos y anécdotas  que nos han ido enriqueciendo.  Eso es lo que he querido contar en esta nueva entrega: hasta qué punto hemos cambiado  con la entrada del nuevo siglo y la puesta en marcha de las nuevas tecnologías. 
Además, igual que pasaba en el primer “Cardito” en esta nueva entrega se asoman a los relatos los acontecimientos de finales del siglo XX y principios del XXI, la LOGSE en su esplendor y decadencia,  la telefonía móvil, el boom de los realitys,  la fibromialgia, la reivindicación de la memoria histórica robada,  la globalización de la economía, el despilfarro como forma de vida,  el ladrillo como panacea y, casi al final, la crisis, los desahucios, el 15-M, el paro, los recortes, la indignación. El paisaje de estos relatos se corresponde con las dos últimas décadas y hacen un somero repaso de lo ocurrido. Por tanto, al hilo de los relatos, quienes conozcan la historia de Educación Permanente en nuestra comunidad podrán ir recordando los cambios que han transformado aquella experiencia novedosa que recibió el premio de la Unesco  en el año 85,  en una modalidad educativa reglamentada, encorsetada, cuya modernidad depende más del espíritu emprendedor de su comunidad educativa que de los medios humanos y materiales que a su disposición se ponen.


En la introducciónde “Cardito de Puchero. Historias de  la Educación de Adultos” escribía yo:
Andalucía es tierra de pucheros: puchero es la olla y puchero es el guiso. Y el “cardito de puchero” de los pucheros de esta tierra calienta y alimenta pero, sobre todo, reconforta.
Nadie lo hace igual que nadie. Un pizca más de sal, un hueso de no sé qué, gallina vieja, pollo o pavo, cada cual pone dentro lo que tiene en la despensa , en la cabeza y en el corazón. Y el resultado siempre es diferente y siempre es igual.
Eso quise hacer yo: un puchero literario donde se cocinaran los recuerdos de mis veinticinco años de docencia con mujeres – y algún hombre -  adultas en El Puerto de Santa María.
Y así salió. A veces salado, a veces soso, a veces tierno y  otras, correoso y duro como las mismas palabras primerizas y dolorosas que se escapaban de aquellos lápices y manos novatas y que, más que palabras, eran  risas o lágrimas o, cuando menos, gritos necesarios.
Pruébenlo calentito que aquí están conjuradas muchas almas que ya no están aunque desde que se escribió, muchas otras han venido a aprender y a enseñarnos, que también aquí se hace y mucho.      Otro día les contaré cuando….”

Hoy retomo  ese “cuando…”  que les prometía hace siete años. Andalucía, en el siglo XXI, sigue siendo para mí tierra de pucheros. Aunque hoy, para edificar  este nueva alfabetización tecnológica necesaria ya no metamos  en la olla educativa algunos de los viejos  ingredientes: los repicantes lápices Norit del número 2, las astrosas pizarras de nuestros prehistóricos  locales, los cuadernos Rubio o  de dos rayas, las gomas Milán, los viejos manuales de El Roure y sus palabras generadoras, etc; aunque ahora cocinemos con fuego de bytes y las recetas se sigan al golpe de clic del ratón,  con el ritmo de las barras inclinadas y el eco de las arrobas recién rescatadas. En muchos centros aún seguimos intentando que el “Cardito” que se elabora en estos nuevos grupos de “Iniciación a las TICs”  también cure la autoestima lesionada por la visión de tanto menú virtual inaccesible,  también reconforte de la angustia que produce vivir en una sociedad digital que merma  hasta lo indecible la autonomía personal mientras promete niveles universales de confort.
Igual que hace treinta años no nos pareció pedagógicamente correcto ni socialmente justo enseñar a leer ya escribir de cualquier manera, a quienes hemos puesto el alma en este guiso,tampoco nos ha bastado con enseñar  de manera fría la diferencia entre el “soljuar” y el “jarguar” o la ruta más eficaz para archivar una foto digital. Hemos mantenido en el empeño metodológico  de seguir formándonos y formar como personas libres, solidarias con el grupo y con el mundo, con cabeza y pensamiento propio ya fuera con un lápiz en la mano  o con un teclado de ordenador bajo los dedos. Juzguen ustedes si hemos conseguido algo.  

En este “Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com” les presento ocho relatos muy diferentes. El primero, “Carta a mi amiga Pepa”, tiene forma de correo electrónico y recopila motivaciones, historias, casos y cosas que han ocurrido en nuestras aulas. Los seisque lo continúan, como en la primera entrega, son  episodios de la vida cotidiana de mis grupos de estos años sin más fabulación que la necesaria para articular  la necesaria tensión narrativa. Es decir, puede que no le ocurriera todo a la misma persona ni al mismo grupo o en el mismo periodo pero no hay inventos, no hay ficción, aunque quizás en alguna ocasión en mi recuerdo se haya magnificado la dosis cómica o dramática de los acontecimientos. Al hilo de los recuerdos, reflexiono sobre el discurrir de la Educación Permanente y, a veces, hasta me atrevo a generalizar estrategias metodológicas o propuestas didácticas. Perdónenme si en ocasiones les aburro.  Como en la entrega anterior he cambiado el nombre de los personajes para no hacerlos objetos de bromas y sólo he dejado como reconocibles los de mis compañeras maestras y maestros que sé que me perdonarán el desliz o los de las personas como Pepe Valiente o Luis Rincón, mi padre, que protagonizan un  relato pero ya no están a nuestro lado y a los que he querido homenajear desde ese capítulo.
El octavo relato,  “La dieta feliz”,  sólo es tangencial a la alfabetización informática, es un regalo y  he querido homenajear con él a las mujeres que me han enseñado que ser mujer  es algo más que mirarse en los espejos, que la dignidad es algo  más que una palabra hermosa y que la amistad es mucho más que un grupo de WhatsApp.

En la tercera edición de “Cardito de Puchero. Historias de  la Educación de Adultos” tuve el inmenso placer de ser prologado por mi amigo Manolo Collado, que desde su atalaya madrileña,  donde  hoy a sus ochenta años es un miembro más de las asambleas del 15-M, formuló toda su artillería didáctica alrededor de mi modesto manuscrito.

Para prologar la primera edición de esta nueva entrega hice un llamamiento a esas amigas  y amigos que tanto han querido al primer “Cardito de Puchero” y les pedí que mandarán sus líneas de bautizo para este prologo coral.  Su generosidad  afectiva, la camaradería de años, ha convertido en ocasiones lo que yo quería que fuera como el agua primigenia de mi criatura, el libro, en una glosa de mi persona. Pero no quiero restarles una línea.
Espero, si vienen futuras ediciones,  ir sumando opiniones amigas a este prólogo que ya me ha subido los colores. 
Aquí están las que llegaron hasta el momento en que tuve que mandar a imprenta el manuscrito:

Cuando leí "Cardito de puchero" tuve varias sensaciones: me vi, reconocí y me reconocí, me reí, me emocioné. Allí estamos retratadas tantas personas que conozco, situaciones vividas, reflexiones compartidas... Lo curioso del caso es que yo he trabajado  siempre y sigo trabajando, desde hace más de 30 años, en una escuela de adultos a más de 1000 km de El Puerto. Considero que uno de los valores de la lectura es que puedas sentirte reflejada en las páginas que vas pasando y esa sensación la viví leyendo el libro. 

En el caso de las alfabetizaciones y la educación básica de adultos, las personas que aprenden a leer y escribir y sus mundos son invisibles, desconocidos, infravalorados, ninguneados. El espejo mediático, literario o institucional no suele mostrar imágenes nítidas de este sector de la población. Y entre estas personas, lógicamente hay gran diversidad; conviven la determinación, las estrategias inteligentes,  la motivación y la voluntad, también la baja autoestima y las esperanzas frustradas junto a los progresos fulgurantes.  Que un maestro tome la responsabilidad de dar a conocer y de dar una voz digna a estas alumnas y alumnos junto al profesorado que trabaja en esa etapa educativa tiene mucho valor.  

Por todo eso me emocioné: por el reflejo, por el respeto, por el cariño que percibí en las diferentes historias que Juan nos presentó. ¡Ah! Y por el sentido del humor. 

Ahora, unos 10 años después,  "Cardito.com" me ha devuelto recuerdos, sonrisas, ilusiones y me ha refrescado la convicción de que es necesario, justo e importante dar voz a quien no ha tenido ni tiene aún acceso fácil a la palabra escrita. ¡Gracias!

(Mercé Redón.
Maestra en Educación Permanente.
Trinitat Vella. Barcelona)


Uno de los placeres más exquisitos es poder deleitarnos con las vivencias de otros, aprender con la mirada de ellos y mejorar, con sus éxitos y fracasos al hacerlos nuestros; pero sobre todo, comprender que hay personas anónimas que merecen todas las medallas ganadas al tiempo en la batalla de la vida.
Ya era hora de que alguien dedicara (y con este ya van dos) libros a esos que yo considero “HÉROES Y HEROÍNAS”, porque ellos se lo merecen todo.
Son verdaderos supervivientes, pasando por momentos y situaciones que les han forjado y les han convertido en lo que son: SABIOS.
A veces creo que el privilegio lo tenemos nosotros al enseñar a este tipo de gente, y que son ellos los que nos dan mil y una clases magistrales diariamente.
Por eso este libro tiene mucho mérito, porque habla de PERSONAS,  y sus personajes  son contundentes como la comida de un restaurante de la guía Michelin. Además, Juan relata como nadie esas historias que ocurren en cada una de las aulas de  adultos que pueblan este, nuestro país. Sus protagonistas tienen cabida en El  Puerto, en Gijón o en Villarobledo (Albacete), Santa María del Páramo (León)...Esa es también la riqueza de este libro: saber extraer el fondo de la identidad de nuestros alumnos.
Yo, desde luego, encontré mi verdadera vocación trabajando con personas adultas. Creo que Juan también, por el cariño con el que habla de sus alumnos, la delicadeza con la cuenta las anécdotas. Y, desde luego, está más que claro su grado de implicación con la educación pública y no lo digo solo por el uniforme de la camiseta verde.
Este libro es reflejo de su trabajo en el aula y  de su afán de lograr que la educación sea cada día más digna para todos los colectivos y, sobre todo, para los que más lo necesitan ahora, los más desvalidos, los analfabetos digitales.
Cuando hablamos de educación, creo que tenemos que referirnos a este concepto  de educación integral y  en estos textos, en el día a día de este autor,  vemos que eso es una ley suprema.
En esta época en la  que necesitamos tanto los  valores, más de uno necesitaría leer algún librito de estos temas y menos programaciones, a ver si se enteraba de lo que es “enseñar”.
Por eso y  por mucho más me parece un libro de cabecera como el que ahora está en tus manos. Por eso y porque solamente saben enseñar quienes muestran lo que han vivido abriendo, de par en par, las puertas de su corazón.
Entra.
 Está esperándote. 

(Gema Alonso.
Maestra en Educación Permanente.
CEPA Gijón)


"Cuántos días baldíos
haciéndome pasar por el que soy.
Máscara sin memoria, líbrame
de parecerme a aquel que me suplanta.
Uno sólo será mi semejante".
José Manuel Caballero Bonald, Somos el tiempo que nos queda


Sinestesias. Ese olor a cocido hirviendo, ese caldo que no es cardo, y que tanto reconforta, nutre y alimenta, empapa las páginas de estos volúmenes que tan entrañablemente, el maestro Juan Rincón, se encarga de poner entre nuestras manos. 

Tenemos sobre el mantel otro cuenco, sobre la mesa otro tazón calentito para sanarnos el alma. Historias cuajadas de palabras y viceversa que transmiten estos pequeños grandes alumnos de los centros de educación permanente, de los siempre centros de adultos; del colegio al que retornan o al que nunca acudieron nuestros ahora mayores y que pone a nuestro alcance este humilde y taquígrafo indocente. 

Podríamos elogiar su labor, porque lo merece, pero estoy segura de que Juan coincide con mi pensamiento y recomendación de hoy: Son los relatos recogidos y contenidos en esta nueva entrega de cardito, los que merecen la pena, el protagonismo y nuestra atención. Porque tras su lectura, nuestra alma amanecerá más reconfortada. 

Un abrazo

(Blanca Flores.
Escritora.
Inspectora de Educación)




“Se me pasan las dos horas volando”
A veces no eres consciente de la labor que desarrollas y lo que inspiras en l@s demás, a mí precisamente no se me pasan las dos horas de informática  “volando”, si no que cuando éstas terminan, me siento cansada; a veces exhausta de ayudar y resolver las dudas  informáticas. Pero esa frase, me hace reflexionar y comprender que para el alumnado, que hace dos o tres semanas no sabía encender un ordenador, y que ahora juega con programas, escribe  y comienzan a descifrar el lenguaje informático, les fascina, les ocupa y hasta les absorbe en la tarea.
 Es la gran satisfacción que me llevo a casa después de un día de trabajo, les estoy enseñando un nuevo mundo, les he roto su rutina y pienso con optimismo que posiblemente, el mundo informático, les dé una visión más actual, mas global y objetiva del mundo, en definitiva, sea una herramienta que con prudencia en su uso, quizás los haga más libre a tod@s.


(Tere Morató .
Maestra en Educación Permanente.
 CEPER La Arboleda Perdida.
 El Puerto de Santa María)


Hay personas que saben decirnos lo que pensamos y sentimos en un trozo de papel...intuyen en cada momento lo que necesitamos escuchar....y así es Juan Rincón. Siempre en las trincheras luchando por causas demasiado justas...creyendo que hay que cambiar el mundo...y que una manera de hacerlo es desde la Educación de Personas Adultas.Su feudo de lucha...de dejarse la piel.Compañero, luchador, camarada, amigo del alma, de todas las almas a las que tiende su mano, o sostiene con su puño. ..gracias Juan, gracias a la vida por tenerte cerquita, ahí, en el pueblo de Alberti.

(Pepa Zambrano.
Maestra en Educación Permanente.
SEPERAlgarin. 
El Gastor. )

Hace años, comentando la primera entrega de ”Cardito”, unas alumnas del CEPER Juan XXII nos  hicieron un comentario que,  leído hoy, suena premonitorio de esta segunda entrega. Decían:

- Este Cardito de puchero está muy bien. Nos hemos reído un poco y nos hemos visto identificadas mucho
- Sin embargo, ahora hay unas alumnas  que vienen al  centro y no se pueden ver en el libro.
- ¿Sí? ¿Quiénes son?
- Las que vienen a los ordenadores. 
- Es verdad. Seguro que a ellas no les pasan las cosas que nos pasan a nosotras con los cuadernos. 
- Seguro, pero les pasará otras cosas. 
- Como no sea que les dé calambre, no sé qué les va a pasar. 

(Loli Pareja  y Fernando Cordero.
CEPER Juan XXII.
Sevilla. )


DIOSA INFORMATICA

Diosa Informática ,
la muy maniática,
me tiene atada
de forma trágica
a estos delirios,
a esta temática:
windows, teclados,
programas y sofwares,
el disco duro y sus…  memorias,
cedés , ratones,
cliques y vueltas,
cables y teclas,
cifras y letras
sobre la mesa
bailando espámicas.
Veo a sus discípulos
Y sus discípulas
bajando, dicen,
hasta películas.
Todos enredados
entre electrónica.
Entusiasmados
con el oráculo,
poniendo emails
como espectáculos.
Diosa Informática
tiene sus templos
en los rincones de sus cerebros.
Los habitáculos se hacen pequeños,
La red conecta todos los pueblos.
Pero los gastos se hacen espléndidos
y los ahorros se van al cuerno.
Diosa Informática
recluta acólitos
por todo el mundo,
a fuerza de vómitos
de informaciones,
de virtuales mundo fantásticos,
telas de araña
de algún lunático.
Las conexiones
acogen llantos,
venden espíritus,
Compran espanto.
Diosa Informática
pasea pletórica
por el Olimpo de nuestra Historia,
aplasta dioses,
vende a los siglos
y a sus discípulos
inyecta engaños
,alucinógenos de luz y plástico.

(Marisol Gómez Fernández.
Maestra de Educación Permanente
en CEPER María Zambrano.
San Fernando (Cádiz)




Leer este “Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com”” es zambullirse en la ternura esencial de las gentes sabias del pueblo. Zambullirme en ese poso de saber natural que se destila directamente desde la calle y la universidad de la vida, en tantas anécdotas de mujeres y hombres que acuden al centro de adultos o de educación permanente enjugando su experiencia con la avidez de un niño y los deseos eternos de una inocencia cargada de memoria y testimonios rotundos.
Leer este libro es, nuevamente, ahora y después, y como en otros libros que lo preceden en este serial de  “Cardito de puchero”, la provocación de una sonrisa en los labios que va abriéndose poco a poco conforme se pasan las líneas y párrafos, y las páginas y capítulos y va ensanchándose; creciendo y creciendo hasta atraparnos en un estado de posesión mitad interés por algo que se antoja vivido, mitad comprobación de unas anécdotas que me parecen ya vividas o soñadas por mi mismo. Unas historias reales que a poco que hayamos estado en estos centros y estas aulas las reconocemos a la legua y les ponemos otros muchos nombres y apellidos. 
Leer este libro es, nuevamente,  revivir la vida íntima de las escuelas de adultos. Una vida cotidiana impregnada de verdad existencial y corazón verdadero. Un goteo de miradas de la vida. Un baile de sensaciones de personalidades únicas, siempre optimistas, todas, sin excepción, tan singularísimas como su gigantesca carga de humanidad.
Leer este libro es un gozo exquisito que hace grande el privilegio de trabajar y sentir minuto a minuto, durante años y décadas, el palpitar de estos centros, particularmente aquí, en  el día a día de la Arboleda Perdida de El Puerto de Santa María y la actividad de este vocacional maestro llamado, con amor filial y paterno, Juanito, el maestro Juan Rincón, convertido para suerte de todos nosotros, y de los que nos sucedan, en cronista entusiasta de unas relatos tan apasionantes como mágicos; ahora en los albores del mundo de los ordenadores y sus códigos de metálica y abrumadora presencia. 
Un abrazo.

(Cándido Gutiérrez Nieto.
Maestro de Educación Permanente
en el CEPER La Arboleda Perdida de El Puerto de Santa María. Asesor del CEP de Cádiz)


La vida profesional de Juan ha discurrido unida a la educación de adultos en El Puerto de Santa María hasta tal punto que no se comprende el uno sin la otra o viceversa.  Como un matrimonio bien avenido que lleva conviviendo treinta años y los que queden.
Todo un referente, para los compañeros y en concreto para mi
  Pero además, Juan, el profesor de adultos, lleva escondida muy dentro otra pasión: la escritura. Al principio no lo demostraba , la dejaba entrever a los demás poco a poco ya que era "el que se le daba redactar bien  los textos, escribir las letras de carnaval, hablar en público ..." Pero a lo largo de los años se ha mostrado como lo que es, un magnífico escritor, reconocido con premios en muchos certámenes literarios. Su trabajo con los alumnos en este campo  que ha alumbrado recientemente un libro, así lo demuestra.
  Entonces, ¿quién mejor que él para ser el cronista oficial de nuestro CEPER La Arboleda Perdida en su larga existencia? Cardito de Puchero I ya recogía la historia de los  ilusionantes primeros años de la educación de adultos en nuestra ciudad. Un muestrario de anécdotas, de personajes, de situaciones que constituyen un testimonio de aquellos momentos. Como todo buen libro, además de dejar un buen gusto en el paladar, también dejó una sensación de vacío, de querer más.
  Esperábamos una segunda parte, una continuación, porque         ¡ocurren tantas cosas todos los días en nuestro diario quehacer que se van perdiendo en la cotidianeidad del día a día....!
  Dicen que toda espera tiene su fin y ahora aparece otro nuevo “Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com”,  dedicado a la implantación en el Centro de los Planes de "Tecnología de la Comunicación" o sea Informática. Fue toda una revolución en el centro el poder impartir estos planes, y así se refleja en el libro.

Con su lectura  volveremos a disfrutar de su contenido como lo hicimos con el anterior, y cuando se termine, volveremos a sentir la insatisfacción de querer seguir leyendo más. Y entonces, como ocurre con el puchero que nos hacen nuestras madres, pediremos otro vaso de cardito, y otro más. Yo en concreto creo que ya estará "hirviendo "el siguiente, te animo a que lo termines de cocinar y te doy la enhorabuena por este.
   Tu "dire" Carmen Maqueda

(Carmen Maqueda Moresco.
Maestra en Educación Permanente.
Directora del CEPER La Arboleda Perdida de El Puerto de Santa María)




Agradezco a Juan, compañero y amigo, que se haya acordado de mí para participar en el prólogo colectivo de esta su segunda parte de Cardito de puchero.
En el primer “Cardito de Puchero”, el cual fui saboreando, cucharada a cucharada, yo me sentía protagonista pues fueron historias que vivimos juntos, alumnas y alumnos  y anécdotas que compartimos en lo que fue la incipiente historia del Centro de Adultos.
En este “Cardit@ de Pucher@. Cuando cambiamos el punto y la coma por el punto.com”se observa la evolución del Centro: hay nuevos objetivos, nuevos alumnos y nuevas historias pero cuando las leo me parece seguir estando en La Arboleda Perdida invadiéndome una especie de melancolía.
Juan siempre ha sido el narrador del grupo de profesores que conformábamos el Centro de Adultos. Nadie mejor que él ni con más gracia para contar las innumerables anécdotas. Al mismo tiempo, también era el que tenía una visión más clara de lo que tenía que ser la educación de adultos. Y es esto precisamente lo que podemos observar en sus historias: gracia, pedagogía y, lo más importante, sensibilidad. Tres cualidades de las que no debemos olvidarnos los que nuestra vocación nos ha llevado por las sendas de las aulas.
Te quiero, Juan

(Manuela Lobatón. Profesora en el IES Valdelgrana y, antes , maestra en Educación Permanente en el CEPER La Arboleda Perdida de El Puerto de Santa María)




Nada más que contar que no venga a continuación en el cuerpo del libro.  Como decía más arriba “Pruébenlo calentito….”  Y perdonen la arrogancia de creer,  a veces, que mi opinión es la más versada ya sea en pedagogía o en algunas de las “artes” afines,  o  que mi recuerdo el más fiel. Nada más lejos de mi intención. 
Y como decía, también más arriba… “…otro día les contaré cuando…”. Si la salud y el tiempo lo permiten, habrá tercera parte. Nunca hubo un buen puchero que no acabara con “La Pringá”.










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